Dsèvod. El enmascarado de Parma

de Erika Bezanti

“No existe un documento histórico que diga cuándo nació el enmascardo”. Así da comienzo la historia de Dsèvod (alias Maurizio Trapelli), que me recibe en el local de la Famija Pramzana, presentándose: “Encantado, soy Dsèvod”, el enmascarado de Parma. Existen diversas teorías sobre su origen. Hay quienes dicen que viene de Malalbergo (Bo), donde hay un enmascarado que se llama así, otros que viene de Francia, de Maria Luigia… Aquí, sin embargo, se apoya la hipótesis del poeta Renzo Pezzani, que se remonta al 1614/1620, centrada en la figura de un sirviente, que fue enviado a un internado para acompañar al hijo de la familia noble Pallavicino. Con motivo del carnaval de 1616, el niño mandó preparar para el sirviente un disfraz con las siguientes características: pantalón por debajo de las rodillas, blusa a cuadros blancos y rojos, un sombrero de tres puntas con la pluma (como se usaba en aquella época) y a la cintura un paño de cocina (llamado “borass”), que indicaba su estatus de siervo.

 “Dsèvod” deriva de un juego de palabras con el nombre de Salati Desevedo, un sirviente ignorante pero muy ingenioso, al que le encantaba bromear incluso de sí mismo, de esta forma al jugar con “de-salato, cioè insipido” (“de-salado, es decir insípido”) nació el nombre “Dsèvod”, en lengua parmesana.

 

Sin embargo, el enmascarado – recuerda Trapelli – cayó pronto en el olvido, aunque participó en el siglo XIX en algunas comedias como extra. En 1947 resurgió, para ser precisos “Nasùda 'na sìra ad farvar dal '47” (nacido una noche de febrero de 1947), cuando se formó la Asociación de “La Famija Pramzana”, cuyo objetivo era revivir la cultura local, los orígenes y el dialecto, es decir, la “parmigiantà”.

En 1948, la figura del Dsèvod, se presenta a la ciudadanía no como un enmascarado de carnaval, sino como un “enmascarado institucional”.

El disfraz cambia. Los cuadros blancos y rojos se sustituyen por otros de color amarillo y azul, como los colores del Municipio de Parma, el “borass” se reemplaza por un pañuelo de seda, el sombrero deja de ser marrón y sus tres puntas se retuercen para que se parezca al anolino (un plato típico de Parma), la pluma se mantiene. Se suele añadir al traje una cesta de violetas (violetas de Parma, en honor a Maria Luigia). La figura del sirviente se ha mantenido, pero entendida como un sirviente de las autoridades de la ciudad.

La costumbre actual es ir a principios de año al ayuntamiento y transmitir los buenos deseos, además, se suele “tirar de las orejas” al alcalde por las promesas incumplidas.

Tradicionalmente, el enmascarado debe ser un componente de la compañía de la Famija Pramzana.

El 13 de enero de 2007, año del 60 aniversario de la Asociaicón, con motivo de la fiesta de San Hilario y en presencia de las autoridades de la ciudad, Trapelli Maurizio (último y actural “Dsèvod”) recibió un premio.

En estos años, después de un encuentro con otros enmascarados en Malcesine, Trapelli consiguió cumplir el sueño de traer a Parma los enmascarados italiaoas. “Pero más allá del carnaval, con el objetivo de dar a conocer las tradiciones, dialectos, historias y curiosidades típicas de los respectivos territorios”.

Ahora, en la séptima edición del Raduno Nazionale delle Maschere Italiane (Encuentro Nacional de Enmascarados Italianos), de las 120 máscaras y figurantes del 2012, hemos alcanzado las 380. “Diría que no hemos trabajado mal” añade Trapelli. Sumamos nuestros deseos a los suyos de “seguir teniendo fuerza y entusiasmo para continuar con su papel de embajador de la historia y de la tradición popular”.

 

Traducido por Núria Boix

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