En el signo del raviolo. Cappelletti parmigiani e cassatelle trapanesi

de Cristina Conversano

 

Cappelletti parmigiani y tassatelle trapanesi, ambos pertenecientes a la familia de los ravioles, pero no precisamente hechos de la misma pasta.

Ser del sur, ser segura, no es fácil especialmente cuando tienes que dejar naranjas, cannoli y pan ca meusa para una cultura culinaria que no conoces y, nunca, podrá ser comparable a la de casa.

País que vas, costumbre y cocina que encuentras. Nada más cierto podía ser dicho, después de todo.

Y si hay algo que en Italia hace nación es la comida, además del fútbol se entiende, y si hay algo que no conoce racismo y discriminación son los productos típicos de cada región.

Una extraña homonimia entre dos platos que no podían ser más diferentes. Y si el sombrero parmesano, el de pasta al huevo y relleno de carne, verduras o quesos, no necesita presentaciones, el cassatella, cassatedda, o raviola a Mazara Del Vallo, un poco’ por patriotismo, un poco' por deber de crónica, merece ser introducida.

Perteneciente a la familia de los ravioles dulces, la comparación semántica con la pasta emiliana es un postre, de pasta quebrable y corazón de requesón, típico de Sicilia, nacido en 1700 en la zona del trapanes, posiblemente alrededor de Calatafimi Segesta, y luego extendiéndose a toda la parte occidental de la isla.

Originalmente realizadas en los períodos de Carnaval y Pascua, hoy en día es fácil encontrarlas en pastelería todo el año, dando la posibilidad a los turistas, y no, de comer en cualquier momento.

Por la historia, y por los sabores, arabizantes, Su Majestad la Casatella tiene detrás una receta no demasiado compleja, en la que la destreza tiene el papel principal. Harina 00, huevo, azúcar, canela, y, por supuesto, vino de Marsala para la pasta, mientras ricotta de oveja, manteca de cerdo, claras de huevo, cáscara de limón, gotas de chocolate, azúcar y más canela para el relleno, que con una mordida, estad seguros, Habrá ensuciado su boca de requesón y su nariz de azúcar en polvo, pero créanme si les digo que valdrá absolutamente la pena.

¿Difícil de reproducir en casa? No demasiado, en realidad, sino porque privarse de gustar cálidas paseando por las calles de las provincias sicilianas.

Una similitud, pues, que parece basarse en el nombre y, en parte, en la forma de dos comidas profundamente diferentes, pero que puede acercar, aunque desde el punto de vista lingüístico, dos regiones italianas casi a las antípodas
Así que, que de sombreros o de cajas, coman, porque la comida siempre ha hecho felices.

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